INTRODUCCION

En todos los médicos y demás profesionales de la salud, los juicios por mala praxis han impactado profundamente. La realidad actual marca que la denominada “Industria del Juicio” está lejos de disminuir, por el contrario avanza con ritmo sostenido alentada por un vacío legal que hace cada vez más susceptible al profesional interviniente.

Los datos estadísticos muestran un franco aumento de los litigios (muchas veces indebidos), dando la pauta de que este fenómeno llegó para instalarse de algún modo como parte de un nuevo y dudoso contrato social, donde la gente siente la necesidad y el derecho de reclamar por cualquier resultado que no sea el esperado.

Tal vez el desmesurado aluvión de información sobre los avances científicos, hagan creer a la gente que las ciencias de la salud tienen garantizado el éxito de cualquier tratamiento, olvidando que en medicina sus efectores no tienen obligación de resultados sino de medios. La prensa (cuando es sensacionalista) hace eco de estos reclamos ya que el presunto error y el escándalo, venden más que los cientos de miles de pacientes aliviados en sus dolencias por tratamientos maravillosamente exitosos, muchas veces logrados con recursos escasos y en condiciones y ámbitos desfavorables.

Es necesario que le hagamos saber a la prensa y la población en general, que para un buen profesional la palabra (oral o escrita) no es inocua, y puede herir de muerte del mismo modo que un revólver. .

Sin embargo, creemos que el factor más importante que fomenta y fogonea esta situación es la posibilidad de obtener fácilmente logros económicos (léase dinero), sin tener nada que perder. La realidad es que estamos en presencia de un gran negocio para algunos, donde el médico demandado aún ganando: SIEMPRE PIERDE.

DEFINICIONES Y DESCRIPCIÓN SINDROMATICA

De la misma manera que los secuestradores inducen el Síndrome de Estocolmo en los secuestrados, los requirentes pueden inducir algún tipo de disfunciones en el acusado antes, durante y después del juicio.

Es así que con el nombre de “Síndrome Judicial” se denomina a un grupo de alteraciones psicofísicas y morales que padecen un gran número de profesionales cuando son requeridos por la justicia y deben transcurrir una situación procesal. Esta denominación, ha sido ampliamente difundida y adoptada para describir el desmedro transitorio o permanente que sobre el organismo desencadena tal eventualidad. El simple hecho de la demanda (no solo del juicio en sí) puede llevar al desequilibrio psicofísico-emocional del demandado; actuando como una verdadera “noxa” que afecta en forma inespecífica a todo el organismo, desencadenando cuadros de estrés agudo o crónico que pueden provocar graves daños, inclusive la muerte.

Resumiendo este polimorfo síndrome puede englobarse en uno más general como el síndrome a lo inesperado o a lo desconocido.

Signos y Síntomas Generales:

1. Trastornos del sueño.
2. Pérdida del apetito.
3. Pérdida de entusiasmo en el ejercicio de la profesión
4. Descreimiento y preocupación exagerada por problemas cotidianos.
5. Depresión (baja la autoestima)
6. Cambio de actitud frente al paciente (Asistencia Médica defensiva).
7. Tabaquismo – Alcohol y Drogodependencia
8. Alteración de la relación “Médico-Paciente”
9. Alteración de su calidad de vida
10. Incertidumbre futura: laboral – profesional, económica, familiar.
11. Estrés laboral
12. Posible cargo de culpa (sospechado por colegas y pacientes)
13. Intranquilidad espiritual
14. Apatía.
15. Empeoramiento de dolencias padecidas con anterioridad.
16. Alteraciones específicas sobre órgano blanco (- infarto agudo de miocardio – hipertensión – síndrome ácido sensitivo – broncoespasmo – etc.)

La identificación del conjunto extraordinario de factores que pueden afectar al organismo del demandado en estas circunstancias, hace que se reconozca el hecho que no hay un solo paciente igual a otro. Cada uno posee características singulares, un órgano blanco definido y una fortaleza psíquica y espiritual diferente. Es mucho lo que sabemos acerca de este síndrome, pero mucho más es lo que el se desconoce, ya que el mismo, como ya se dijo, posee características polimorfas, larvadas o encubiertas.

COMENTARIOS:

“Al ver las barbas de nuestros vecinos cortar hemos puesto las nuestras en remojo”. En mayor o menor medida todos los médicos hemos cambiado, independientemente de ser enjuiciados o no. Algún rasgo de los signos y la sintomatología descriptos, puede hallarse con cierta facilidad en cualquiera de nosotros. Es ingenuo pensar que puedan ejercerse tantas y tan altas responsabilidades durante mucho tiempo. En tal sentido, es inverosímil que con estas reglas de juego, el médico contemporáneo pueda llegar a su madurez profesional sin haberse sentido alguna vez víctima de una injusticia.

Conviene tener presente que en la Argentina, uno de cada cinco médicos, enfrenta demandas por mala praxis ante la Justicia por un monto total que ronda los 3.000 millones de pesos, y se teme que las denuncias contra quienes ejercen la medicina se multipliquen por cinco a lo largo de este decenio. . Pocos saben que los médicos más buscados (requeridos judiciales) son generalmente los jefes de servicio, líderes de opinión o directores de sus grupos de trabajos. Sobre ellos recaen fuertes decisiones, que en ocasiones fueron determinadas en lapsos extremadamente cortos.

Pensemos en los emergentólogos o en los cirujanos de urgencias quienes no poseen el tiempo que amerita la discusión de un caso. Pocos saben que ellos mismos se convierten en los jueces más severos cuando no se logran los resultados esperados y en determinadas circunstancias se perciben alteraciones como las descriptas, aún sin proceso judicial mediante. Es en estos casos en que se produce la verdadera pérdida del valor agregado que posee la mejor medicina junto con sus hombres y mujeres más notables y preciados.

Por todos es sabido que la evolución de la medicina ha generado que la clásica concepción paternalista (médico paciente), haya mutado a otra mucho más horizontal, compartida y consensuada que se ha vuelto nuevamente verticalista, pero con sus ejes invertidos (paciente médico). Este nuevo modelo, todavía en transición, agobia la atención médica en lo legal, social y económico y genera en algunos una perjudicial forma de ejercer la profesión denominada medicina a la defensiva. La misma consiste en poner en marcha procesos no dirigidos a la curación o la recuperación de la salud, sino a la exagerada justificación de lo actuado, tratando de demostrar que en cada etapa diagnóstica o terapéutica, se utilizaron las mejores y más adecuadas determinaciones, pero también a un costo económico altamente exagerado. De este modo, un resultado indeseado aparece como el riesgo propio del método científico aplicado. En la práctica, se trata de una desmesurada e innecesaria cantidad de interconsultas y estudios complementarios de diagnóstico que además de caros pueden implicar en sí mismos un riesgo adicional para quien los recibe. En tal sentido, pensemos lo que esto representa para países empobrecidos como el nuestro, donde las dificultades socioeconómicas generan magros presupuestos para subsanar una deteriorada salud pública.

Este gran negocio de unos pocos, lo termina pagando el paciente, el médico y la sociedad en general, porque los gastos en salud se han incrementado notoriamente en solventar los costos no relacionados con la atención asistencial, como por ejemplo el pago de millonarias indemnizaciones desconectadas de toda realidad, costosos seguros, abogados, peritos, consultoras de riesgo, etc. mientras los honorarios del profesional siguen disminuyendo como variable de ajuste de un sistema agonizante.

La gravedad y trascendencia de esta situación debería ser discutida con urgencia y seriedad por todas las entidades (científicas y/o gremiales) que agrupan a los profesionales de la salud para que se avalen en forma categórica y masiva la iniciativa de salir razonablemente de esta encrucijada que asfixia y amenaza de muerte la moral y la economía del Sistema de Salud.

Abogados, médicos y pacientes debemos estar preparados para enfrentar esta nueva época en que nos toca vivir y actuar: los abogados, como custodios de la legítima defensa de los intereses comunes, y los médicos actuando con un altísimo grado de responsabilidad profesionalidad. . Por último los pacientes demandantes y la ciudadanía en su conjunto deberán comprender que los médicos, en ciertas ocasiones, podemos aunque con secuelas, mitigar los síntomas y signos del “Síndrome Judicial”, superar la demanda y su sentencia, pero cambia lamentablemente para siempre, nuestra actitud humana frente al paciente, considerándolo en ocasiones como un potencial enemigo y esto que tristemente se señala, es un perverso drama que hemos vivido, estamos viviendo y probablemente seguiremos padeciendo muchos médicos al ser incriminados. .

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

1. Hurtado Hoyos, Elías: El Síndrome Judicial. http://www.ama-ed.org.ar/servicios_profecional ( 7 octubre de 2004)
2. Hurtado Hoyo Elías: El Síndrome Judicial. Pren. Med. Argent., 83 (10):881, 1996
3. Russo, Gerardo: Mala Praxis Médica (La Nueva Industria del Juicio) http://www.paideianet.com.ar/medicos_1.htm (12 de octubre de 2004)
4. Fourquet, Horacio: Síndrome Judicial: El negocio de la mala praxis: Informe de la Comisión de Control del Ejercicio de la Profesión. . http://www.cokiba.org.ar/comisiones2/ejilegal/articulos/sindromejudicial.htm. (6 de octubre de 2004)
5. Gallardo Ortiz, MA: El Imputado Inocente Indefenso o el Síndrome Forense de Sócrates. http: www.cita.es/imputado. ( 2 de octubre de 2004)
6. Diario electrónico Rosario-net: “Mala Praxis”. Uno de cada cinco médicos argentino es acusado. http://www.rosarionet.com.ar/empresas , (11de octubre de 2004)